LAS VISITAS DEL FAUNO [1RA PARTE]


Conocí al Fauno una vez, al que llevo dentro de mí, el erótico dador de todas las vivencias amatoria.. Este Fauno es libidinoso, coqueto, hablador, apuesta sus palabras para el juego verbal, pero sobre todo, es fino, dulce amante, a conocido a muchas Ninfas, a todas les ha dedicado sus notas desde el supuesto caramillo.
Dentro de mí vive este Fauno. Hoy traigo algunas de sus historia para que las conozcan.
Pero quedan aquí estas supuestas visitas del Fauno realizadas noche a noche durante una etapa en que la luna plena y brillante, iluminaba la parte consciente de la razón y la magia.
Visitas realizadas a su amante cada noche.
Sean realidad o cierta fantasía todo queda trastocado en fantasía y cierta realidad, o a lo mejor ni una ni ciertamente la otra.

A MANERA DE EXORDIO
Llueve fuerte. Mi cuerpo desnudo esta empapado, el bosque no tiene protección para los que vivimos asi, de un lado para el otro. Me salva del frio el tibio resguardo de esta habitacion donde ella mi Ninfa Pitis, me da sus ardores y pasiones. Siempre me deja la puerta abierta. Siempre me espera, aunque dormida en ese sueño plácido, en esa languidéz desesperadamente hermosa, su cuerpo desnudo, especial, fragante. Allí está. Lo veo en la penumbra de la habitación, sus cabellos como siempre, revueltos sobre el rostro, voy retirando sus finos hilillos, beso su frente. Retiro lentamente la sabana color rosa que lo cubre y mis manos van ya, conocedoras de la ruta, hacia la zona donde las Ninfas apuran su apetito y retardan el tiempo para satisfacerlo. Alli demoro las caricias, alli establezco, Fauno al fin, la lucides y el placer. Beso los labios entreabiertos, bebo su aliento cuando expira. Lamo suavemente sus senos perfumados de sándalo y orquídea.
Me ha sentido o me sospecha, abre los muslos ofreciendo mas libertad a mis dedos en su labor.
La furia de la lluvia deshace en esplendentes rayos luminosos las sombras que nos rodea y quedamos ambos, ella y yo como un cuadro al oleo de Van Dyck.
Luego de acariciar, besar, aspirar ese monumento de piel tersa, hermosa, beso nuevamente sus labios y me marcho musitándole al oído un hasta luego y un beso.




1

He llegado directamente hasta ti. Uno de tus muslos desnudos, asoma triunfante y descubierto. Lo beso. Recorro su superficie con mi boca y termino por descubrir todo tu cuerpo. Lo vislumbro en la penumbra de la habitacion. Contra los cristales de la ventana, una fina lluvia ensaya una melancólica melodia. Beso tus senos, tus labios, tus senos nuevamente mientras mis dedos elementales y precisos se pierden en tu Monte de Venus en busca de su preciada joya.

Mitiga este calor, el agua undosa
de aquel río que corre en la floresta.
El patio engalanado está de fiesta,
nueva rosa ha nacido en el jardín.
El sol estalla, la bruma ya se ha ido
y en la hermosa jornada mañanera
recostado a una noble enredadera
un Fauno despetala un jazmín.


2
He llegado a tu habitacion. La penumbra no evita ver la forma de tu cuerpo sobre el lecho. Dormitas. Tu suave respiracion me invita a pasar el dorso de mi mano por tus mejillas. Suavemente. Aparto algunos rizos de tus cabellos del rostro y, suavemente, en un roce apenas de petalos se unen nuestros en un beso que mas parece una santa comunion. Aparto la sabana que te cubre y mi mano recorre tu vientre lenta, sin casi tocar tu piel. Siento que te irisas como la superficie de un lago de solidas aguas. Mis caricias llegan a tu pubis. Tu hembritud me siente en el sueño y abres las fronteras del sexo para que mis dedos indaguen curiosos en sus humedades. Beso nuevamente tus labios. Cubro la estupenda geografia de tu cuerpo y me marcho hacia la puerta, perdiéndome como un fantasma entre las brumas de la madrugada.

Cuentan que un Fauno triste, cierto día

a una bella muchacha regalaba

el brillo de sus ojos donde acaba

todo aquello que nunca tiene fin.

La doncella, perdida en el hechizo

de aquel Fauno tan triste y lujurioso
dejó en su cuerpo el pétalo precioso
devastado en bucólico festín.


3
Hoy siento que la noche desea masticarme como si yo fuese su mejor bocado. La noche se sienta a la mesa. Noche ciega que pasa la lengua por unos labios de oscuras grietas deleitandose. No todas las noches son tan hambrientas como esta. Porque cada noche que le sigue al dia no es la misma, nunca es la de siempre. Aunque parecidas, si te fijas bien, los ojos no son siempre los mismos ni los tiene en el mismo lugar. La noche que hoy me toca, esta de ahora, no tiene ojos, solamente boca con blancos, enormes colmillos, colmillos para devorarme.
Una muchacha altiva y orgullosa

paseaba por el bosque cierta tarde

(brisa breve y fresca, el sol ya no arde)

un Fauno tras el Ceibo, sonrió.

Mirando a la muchacha con deleite,

la llama, la hechiza y la desnuda
esta vez la arrogancia no la ayuda
su cuerpo bajo el Fauno sucumbió.


4
Maduras el sueño en esas cavidad donde la bruma conoce de ansiedades Yo voy bojeando tu estructura vegetal noctuna. Como el caracol del silencio, voy hacia ti. Toda tu, desde la raiz de tus finos pies y el tronco galaxial de tu cuerpo, enjambre de  besos. Furia en el ramaje de tus cabelllos dispersos y cargados del aroma divino de los astros y el canto de mis besos en tus 
parpados.
Toda tu, mi bestia sublime y femenina, con tus garras de sueño enervando nimbos maritimos y caracolas celestes, confunfiendo anémonas de martirios en mi espalda, ahora dormida en la entretela de Ariadna, sublime mujer  Eva de mi fruta. Suave mumullo Abeja rota en mis recintos. Penetrada dulcemente, ardidamente tu duermes en la placides de mis sociegos,
Desnuda, placida, como una fruta ocasional y necesaria..


La brisa despeina
El breve cabello
Y cierto destello
Desmaya el pensil.
La rosa sangrante
De la niña hermosa
Ahora es la rosa
Del Fauno gentil.

El Fauno y la Ninfa [Guillermo Gotti]

5
Ya estoy en ti. Eres la mariposa atrapada en el fuego de mi pasion. Te haré sentir el calor de mi cuerpo rondando tus pistilos, penetrando tu ser. No sabrás de otras galaxias, ni de más cielos que éste, estacionado entre tus muslos. Orbita en mí, amor. Gira, confunde los equinoccios de tus senos, date a mi voragine. Entrégate!.

Apoyado a una ceiba solitaria

un Fauno tropical, clavel en mano,

sonriente, burlador y casi ufano

observa a la muchacha con ardor.

La muchacha, (inocente primavera)

seno desnudo y cabellera suelta
hunde en el agua su figura esbelta
cual mágica ofrenda del Amor.
6
He quedado absorto como un camaleón, mirando tu desnudez Estás cumpliendo ese deber de mujer hermosa, calmando con tu belleza el cansancio, la abulia, el agotamiento de la vida. Tu cuerpo lacio, descansado, muestra la esplendente lucidez entre sombras y luces mitigadas en la penumbra. Las cortinas del amplio ventanal se irisan con la breve brisa que penetra en la habitacion. Hace frio. Me acerco. escucho el lento respirar. Beso tu frente orlada de rebeldes hilillos de tus cabellos, rozo tus labios con mis dedos. Te cubro con la sabana olorosa a sandalo y a lavanda. Te susurro quedamente mis buenos dias y me marcho.

 7

He llegado tarde a la cita con la belleza. Un tenue hilo de claridad, tejido entre las cortinas, se escapa y da contra tu cuerpo que descansa dormido, relajado, de lado. Un brazo bajo tu cabeza el otro, languido y perezoso a lo largo de tu muslo. La mano semiabierta de un blanco lechozo, cubre ligeramente la sombra de un ancho, imponente pubis. La herida de la claridad da exactamente alli. Tus breves cabellos sobre el rostro, desordenados y rebeldes  lo ocultan, beso tus cabellos y levemente sin rozar siquiera tu piel, separo esos hilillos. Pero la mirada va directa e indiscrta hacia la tenue mancha de claridad que cae entre tus muslos. Te mueves ligeramente y ahora quedas con tu cuerpo enfrentado a mis caricias, tu brazo aun bajo tu cuello el otro ahora sobre el vientre, tus muslos extendidos. La mancha de luz, ahora mejor delineada pero opaca, cae exacta mente en el triangulo de tu pubis. Voy sorbiendo en el esa pobre luz con mi beso, repasando lentamente con la lengua el bello pubico que lo cubre. Ya la claridad ha devorado parte de las sombras. Te beso las mejillas, la frente. Lamo levemente tus orejas, paso mis dedos por tu vientre y me voy tarareando en un susurro, BOLERO, de Ravel. 



8

La madrugada fria... Llego hasta tu lecho. Todo el cabello sobre el rostro. Estás bella. Respiras suavente. Separo los hilillos del cabello besándote, casi sin que mis labios te toquen. Ya sospechas que estoy porque tus mejillas se sonrojan y distienden una sonrisa que beso levemente. Paso la mano por debajo de la manta. Acaricio tu desnudez pasando los dedos casi sin tocarte, llego a tu pubis. Tu piel completamente erizada. Gimes dormida. No sé qué mariposas han despertado en tu vientre que te contorsionas. Mi dedo sigue acariciando tu botoncito de vastas sensualidades. Siento tu cuerpo en un espasmo, sube y baja agónicamente, aprieto más el movimiento rotatorio. Finalmente eres el volcan en erupción, tu lava ogásmica humedece mi mano que acaricia una vulva inflamada dura, satisfecha. Recuesto mi cabeza sobre tu pecho. Solamente unos segundos, suficientes para establecer la realidad y el sueño.. Beso tus labios y siento un olor a oceano profundo, a humo de leña humedecida, a flores silvestres, lavanda y canela. La madrugada es fria. Te dejo acompañada de mis duendes.


No busques sus huellas por los caminos

ni en ningón arbol tallados sus nombres,

ni tampoco en el mundo de los hombres

busques; difícil es este ritual.

Están en la lujuria de las hembras

en el brillo salvaje de sus ojos,
los faunos están en sus labios rojos
entreabiertos en el placer sexual. 





Comentarios

  1. Me pareció excelente la prosa, las imágenes.

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    1. Cinzia, reciba mi saludo de agradecimiento por su comentario. ERdelValle.

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  2. Estupendo desde todos los ángulos. Confieso que llegué aquí por que me encanta toda la literatura que hable de los Faunos.

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  3. Gracias Ramiro. No se me pierda y venga de cuando en vez. Espero lea también la 2da parte. Reciba mi abrazo desde Miami...

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    Respuestas
    1. Los Faunos siempre han sido objeto de misteriosas seducciones........

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  4. ¿Será por ese motivo que usas anónimo?
    Erdelvalle

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