RAICES, RECUERDOS Y MEMORIAS. Presencia de un poeta maravilloso, de un gran maestro de las letras españolas. FRANCISCO ALVAREZ HIDALGO


Por Ernesto R. del Valle.
El hijo del poeta Francisco Álvarez Hidalgo, Andrew Álvarez,  profesor de historia y estudios sociales, nacido en Canadá y residente en California con su esposa y dos hijos responde a algunas preguntas en relación a su padre fallecido en un estúpido accidente cuando montaba su bicicleta, el día 22 de Enero del año 2014, no el 24 de Enero como se informa en algunos sitios de la Internet. Se cumple ahora el primer aniversario.
Enesto R. del Valle.-  Cuéntame de Francisco.  Todo cuanto lo identificaba en su relación familiar.
Andrew Álvarez.- Mi padre se llamó Francisco Alejandro Álvarez Hidalgo, pero fue conocido por muchos otros nombres también: Paco, Frank, Papa y más recientemente Papa Frank – el nombre escogido por sus nietos. Papa nació en 1935 en España durante la devastación de la Guerra Civil Española. Creció en circunstancias difíciles. Pero estas circunstancias moldearon la persona que llegó a ser.

E.R.- Un lector incansable. Háblame de su intención al sacerdocio.
A. A,.- Si, Era un devorador insaciable de conocimiento: historia teología, filosofía y poesía: eso era su régimen como adolescente y adulto joven. Aún preparó el sacerdocio en la Orden de los Capuchinos, pero abandonó el llamado antes de completar los estudios. Mi madre, hermana y yo estamos muy agradecidos por eso.

E.R.-  También tengo entendido que fue profesor.
A. A.- Trabajó durante algunos años como profesor en la escuela antes de realizar el viaje a Norte América en los años 60. Viajó por todo el continente, desde Alaska hacia México, en autostop. Finalmente se instaló en Montreal, donde conoció a mi madre Catherine. En 1971 se casaron en una pequeña ceremonia y viajaron a Europa para su luna de miel – una aventura de seis meses

E.R.- Era un viajante compulsivo..
A.A.- Viajó mucho. Compraron un coche pequeño y viajaron desde España hasta Turquía y aún hasta África del Norte. Durmieron en las laderas del Monte Vesubio, entraron a través del Telón de Acero hasta Yugoslavia y caminaron donde el apóstol Pablo había caminado en el oeste de Turquía. Mi madre recuerda que mi padre fue capaz de identificar casi todas las ruinas, pinturas, monumentos y esculturas que encontraban. Regresaron a Montreal arruinados, pero pronto encontraron empleo y comenzaron sus nuevas vidas juntos.

E.R.- Tus memorias,son muy completas, dime cómo llegas a aclarar más toda tu relación con Francisco.
A.A.- Carmen y yo nacimos en Montreal. En 1980, inmigramos a Glendora, California. Es aquí donde nuestras memorias de Papa se han aclarado. Nos exigía, a Carmen y a mí, que sobresaliéramos en nuestros estudios. Nos compraba cuadernos de ejercicios en el verano para que no olvidáramos lo que habíamos aprendido –una tradición que mi esposa Jennifer y yo hemos continuado con nuestros hijos-. Compró un ordenador Commodore 64, aprendió a programar en BASIC y nos enseñó a programar igualmente, viendo que los ordenadores iban  a ser el futuro. Para Carmen, esta introducción la condujo a proseguir una carrera en la programación.

E.R.- ¿Era intransigente en cuanto a sus raíces españolas?
A.A.- Quería que tuviéramos una conexión a nuestra herencia española, haciéndonos aprender castellano. Cuando éramos muy jóvenes, nos cantaba en español o nos recitaba poesía en español. Ayudó a Carmen a aprender francés y le enseñó el solfeo, a tocar el piano y el melódica. Y por supuesto, nos enseñó a ambos a montar en bicicleta –sin rueditas de apoyo-. corría detrás de nosotros hasta que pudiéramos manejar solos.
Desde muy pequeño, nos enseñó a ser prudente con el dinero. Recuerdo que una vez, en el camino hacia Sears con Papa cuando tenía ocho años. Había visto un muñeco de peluche un pterodáctilo que quería. Costaba alrededor de $6. Pregunté si pudiera prestarme un poco de dinero, y que se lo devolvería una vez regresados a casa. Me dijo que no habría problema, pero que me costaría $2 más. Me enojé. “¿Por qué?” me quejé. “Estás comprando a crédito”, me contestó. “Cuando haces eso, tienes que devolver la cantidad prestada y cargos de interés también. Así funciona el crédito.” Nunca olvidé esa lección y he intentado inculcarla a mis propios hijos y estudiantes también.

E.R.-¿Además de su relación con ustedes, cómo era con sus nietos?
A.A.- En años recientes, Jennifer y yo hemos disfrutado al recordar su interacción con sus nietos Anya y Daniel. Tenemos decenas de fotos de él atendiendo nuestros pequeños con una sonrisa tan cariñosa y cálida. Pero la verdadera diversión vendría luego, cuando los niños crecieron.. Bromeaba con ellos, y ellos con él. Mi padre tenía una webcam montada sobre el monitor, y sacaba todo tipo de fotos ridículas con nuestros hijos cuando tenían dos o tres años. Amaban a su Papa Frank. Daban paseos alrededor de la manzana con el perro, y cantaba canciones en español y recitaba poesía española. Cuando era la hora de la siesta, le contaba historias en castellano. No le importaba que no comprendían lo que decía, pero adoraban el sonido de su voz en otro idioma. Le daba uvas para cada número que podían decir en español. Daniel tenía una relación especial con Papa Frank – su “cuckoohead”. Fue el nombre que tenía cada uno para el otro. Se burlaban sin piedad. De hecho, durante las cenas en familia, con frecuencia teníamos que separarlos en la mesa. Mi padre tenía la tendencia de regresar a la edad de mi hijo cuando estaban cenando.

E.R.- ¿Cuándo Frank comienza de lleno a la Literatura? Porque tiene una gran cantidad de libros publicados y miles de sonetos sueltos.
A.A.- Esa etapa comenzó cuando Carmen y yo nos mudamos de casa, y Papa se jubiló, en ese momento regresa a una de sus primeras pasiones – escribir poesía en español. En 1997, cuando leía la poesía publicada en internet, vio “las terribles cosas que mucha gente considera la poesía” y decidió que tuvo que hacer algo para corregir esto. Y lo hizo en no pocas maneras. Publicó 31 volúmenes de poesía que están registrados con la Librería del Congreso y ha escrito alrededor de 3600 sonetos. Sobre el soneto en un e-mail a Carmen, le dijo: “El soneto es una forma muy complicada de la poesía. Alguien dijo que el soneto fue inventado por el dios Apolo para enloquecer a los poetas. Bueno, después de 3600 sonetos, soy propenso a creer que todavía no soy loco. Aunque mucha gente tal vez no esté de acuerdo.”

E.R. ¿Era muy activo?
A.A.- Sí, bastante le encantaba andar en su bicicleta. Cuando trabajaba en Allfast en City of Industry, iba en bicicleta tres días a la semana. Los lunes, iba en coche, llevando su ropa y comida para la semana y los viernes, regresaba a casa con la ropa de la semana. Después de la jubilación, daba un paseo de 10 millas cada día alrededor de la ciudad de Glendora, sólo faltaba al paseo si hacía mal tiempo. Entonces, por la noche, daba un paseo de dos millas con el perro. Yo espero estar en forma así a los setenta.

E.R.- Las memorias de un ser querido es lo que mantiene vívidos su paso por la vida junto a nosotros. Cuéntame algunas de sus costumbres.
A.A.- ¡Hay tantas memorias aleatorias cuando pensamos en Papa!. Mi madre lo recuerda corriendo afuera con su bandera española de 3 x 5 pies, después que España ganó el Mundial de Fútbol. Carmen recuerda sus visitas en Francia, donde vive, y los paseos en bicicleta que daban. Yo tengo memorias al mirar los partidos de los Lakers con él. Se mostró orgulloso cuando el equipo fichó al español Paul Gasol. Se sentía frustrado cuando no jugaban bien, pero le consolaba el hecho de que los Celtics jugaban peor. Me acuerdo de este hombre intelectualmente brillante discutiendo con un niño de tres años sobre quién era el verdadero cuckoohead. Me acuerdo palabras de sabiduría, debates políticos y teológicos, abrazos y “te quieros”. Me acuerdo haber sentido inspirado por su autodisciplina de dieta y ejercicio. Recuerdo proyectos de la escuela que no podían simplemente cumplir los requisitos mínimos – tenían que ser excelentes.

E.R.- ¿Tu último recuerdo de Francisco?
A,A,- La última vez que lo vi. Fue el sábado, 18 de enero. Mis padres habían venido para asistir al partido de baloncesto de Daniel, que por cierto, perdió. Después del partido, estaba en una reunión con el equipo, y el entrenador parecía distraído. Vino hacia mí, me dio una palmadita en la espalda y dijo “Pienso que deberían echar el entrenador asistente.”. Pasó un momento para darme cuenta de lo que decía. Le dije, yo soy el entrenador asistente. Lo miré, y vi su sonrisa, y dije simplemente “Adiós”. Mi madre lo vio en el momento en que salió para su último paseo en bicicleta. Le dijo “Hasta luego.
” Hasta luego, Papa, hasta luego.


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