[Poemas de Ernesto R. del Valle] COMPLICE DE LA LLUVIA Y SU MEMORIA (Selección revisada por el Autor)
MONOLOGO DE LA CIUDAD

Plazas y callejas, altos quicios de ciudad rescatada /por la lluvia
Antes de
SER lluvia, ensueño, revuelo de palomas,
fui leyenda.
Sobre la dura
piel de mis sabanas
fundaron mi
nombre de ciudad indígena.
Me puse a
madurar asombros memorables
junto a los
hombres erguidos en la historia
y comenzó el
sueño de mi geografía.
Colmenas que
entallaron el aire de la Isla
testimoniaron
la firme corola de mi hallazgo.
Se abismaron
los verdes de mis montes,
me colmaron
violentas actitudes
y principios
como acero pujaron de mi vientre
la soberbia figura
de aquel primer Agüero.
quien forjó en
los genes de mi siglo
los fuegos de
luto de las otras muchas sangres
que regaron más
tarde mi cielo
de piedras insurrectas.
Desde entonces
estremezco los viejos adoquines
de mi estampa,
despierto del látigo secular
y me renuevo limpia de estrellas y galaxias.
Airosa soy en
mis llanuras
porque las
palabras de mis hombres
limpian en su imagen
los peldaños
del amor en que transito.
Entonces doy a
la palabra su valor definitivo
para rememorar
calles estrechas y amplias plazas
donde mis
mayores enfrentaron polvo y fuego.
Hermosas
principelas en su total ardor, supieron ser
fantásticas
mujeres erguidas como claros cristales
de recia
mansedumbre.
No para otras
circunstancias, sino para rememorar
las avenidas
que se alzan junto al tiempo
es que doy a
mis palabras su valor definitivo.
Plazas y
callejas, altos quicios de ciudad rescatada
por la lluvia
y patios de
verde mejorana y toronjil.
Liquida memoria
que canta un ‘gluglú’
en las breves
tinajas bajo los aleros coloniales.
Agua que humedece las pieles cordiales
de negros,
y mulatos
y pardos
y chinos
y blancos
todos revueltos en el hechizo del folclor nacional.
Y finalizo la
palabra en el azul distribuido,
andamos diario
a diario la llama familiar
que sostiene mi
paisaje de torres clericales
y mediodías
anclados
en el espeso
corazón de su leyenda
CAMAGUEY CIUDAD LEGENDARIA
Mi ciudad, hoy dos de febrero, está alegre,
sin ninguna coordenada que le reintegre
los pasos a las despedidas como novia en
vísperas de perder su virginidad.
Mi ciudad es una novia anciana, lúgubre,
legendaria, plena de hechizos y quimeras;
plagiada constantemente por las lluvias y el
canto de las aves.
Parió temprano un arcoíris enredado en sus
caminos,
Parió un trueno debajo de la ceiba que la dignifica y
luego un güije a orillas del arroyo de Méndez.
Mi ciudad parió poetas y locos, ambos sumidos
en el humus recóndito de sus mayores
pero sigue siendo virgen, sigue buscando el
semen de la historia para embarazarse
en la liturgia de sus Iglesias y en lo
vegetal de sus caminos.
Hoy, dos de febrero, la recuerdo como
una novia eterna y ambos sabemos el
secreto que guardamos entre yaguas secas y hojas de yagrumas.
Porque hay espacios para las lluvias que humedecen sus
insomnios libertarios.y para aquellos cánticos callados de los esclavos
rebeldes o para estas palabras que ahora escribo en homenaje a la memoria de su
virginidad y al ámbito azul que la protege y ama como esposo.
Cae la lluvia.
Danzan las hojas de los árboles
al compás de una música extraña.
Los recuerdos son mariposas
que vienen y se agrupan
para devorar las sombras.
Cae la lluvia esta mañana
quieta y ajena a la vendimia
de lo triste.
Cómplice la lluvia en la eclosión vegetal
de las begonias.
Esta lluvia sin color
¿qué argumenta
en sus líquidos?
¿Acaso un sonido desigual,
viudo de mis silencios
como metáforas desafiando insomnios?.
La lluvia, sola, sin
las mariposas
que nos llevarían
hacia la secreta conspiración
de la nostalgia
AUGURIO
Si la lluvia sigue en su musical lamento
voy a pensar que me amas.
No porque la lluvia me trastorne
ni me haga sublimizar la realidad.
El caso es más complejo,
te conozco
y sé que la humedad te lleva a la prehistoria
de nuestros primeros encuentros
-los tiernos,
impredecibles momentos-
en que tomados de la mano
y con la mirada fija dentro del otro
nos bebíamos hasta la eternidad.
Si la lluvia sigue, voy a pensar que me amas,
aunque el tiempo haya pasado
y no nos reconozcamos
luego de las tantas heridas y batallas
producidas en común.
LUZ MARINA
¡Lucimar!
¿Luz y mar?
Breve lluvia ésa,
para la sed perdida
en las arenas de
qué playas.
Lluvia que ha
humedecido
las nostalgias.
Lluvia en el mar
y su luz
rigiendo el signo
zodiacal que sabes,
amparada
por esta lucidez
que cabalga junto a unos inocentes
unicornios de sueño…
LLUVIA EN LA TARDE.
La
lluvia perezosa, esa que cae sin querer, como pidiendo disculpas bajo el cielo
gris. Es la antesala de la melancolía. Un amor roto bajo una lluvia gris, es
terrible y si ella tiene los ojos grises, qué se le va hacer si el alma se te
ensombrece. El día gris es hermoso aunque nos traiga estos recuerdos
agri-dulces
La lluvia deja esa
inconmensurable nostalgia, ese infinito sustrato de recuerdos impostergables,
Cae la lluvia como un cielo diluido en gris a nuestras almas.
Lluvia sobre el
asfalto de las calles, en las hojas de los árboles y en los terrones del miedo
a los charcos de tristeza.
La lluvia… ¡cómo tremendamente imperas en el
ser humano!.
¡Qué bastión de
humedades tratas de vencer en esa
bendita eclosión que armoniza con la luz y con la triste cadencia de tus gotas
sobre el cristal de cualquier ventana donde un rostro asoma su nostalgia!.
El día gris, empedrado
como lámina de acero,
es ave de mal agüero
clavándose a mi costado.
Pero me gusta ese lado
de fiera melancolía.
Es el gris que en cierto día
de juventud ya lejana,
una mirada temprana
de mujer, fue mi alegría.
Lluvia, lluvia de Abril o de Diciembre.
Lluvia y sustrato
de humedad en los recuerdos, deja de caer y ultima de una vez por todas tus
acuerdos y proposiciones con lo pretérito, lo incógnito, el misterio..
Yo me siento a observar, desde mi estancia humana, desde
mi espacio empolvado de estrellas, las insólitas magnitudes del agua en sus
esdrújulas cavidades donde se despereza una y otra vez, el fauno de la abulia.
Entonces…
Abro un libro y leo sobre el hombre que perdió el camino
hacia sus bastiones.
Sirvo el vino en la copa de la esperanza,
Brindo y bebo desde mi victoria
LAS PALABRAS
SE PIERDEN
Si es mucha la distancia
Si los amantes pertenecen
al olvido, y son partes de esa
corteza extraviada que atormenta
los sueños en plenilunio
Si los amantes pertenecen
al olvido, y son partes de esa
corteza extraviada que atormenta
los sueños en plenilunio
las palabras se pierden
Pero si los amantes conocen
Pero si los amantes conocen
el sedimento del roció,
en la exacta esencia de los cuerpos,
en la minúscula porción de la poesía.
Si la lluvia humedece
la noche de sus sexos en ruta hacia el sociego.
Entonces la palabra
Si la lluvia humedece
la noche de sus sexos en ruta hacia el sociego.
Entonces la palabra
toma dimensiones siderales,
levanta vuelo
y en el prisma del primer arcoiris
y en el prisma del primer arcoiris
establece de una vez
su hechizo y la demencia.
©Copyright
©Ernesto R. del Valle.
Muy buenos estos poemas que nos presentas, amigo. Qué bien me resulta tu amor por la ciudad que te vio nacer.
ResponderEliminarAbrazos
Y se levanta el vuelo en estos poemas, con la magia de los sonidos de la lluvia...
ResponderEliminarEs que el sondo de la lluvia que correpor los tejados de nuestras casa coloniales, es diferente, lleno de esa magia que nos trastorna los sentidos para convertirse en poesía. Te saludo Ime, cn todo mi cariño y agradecimiento.
EliminarNuestras raíces, estimados raíces, esas que crecen en nuestras almas cuando estamos lejos de nuestro hogar,
ResponderEliminarRecibe mi saludo cordial, hermano.